Se ha
conocido ya el significado de los regionalismos, sus motivos o causas de creación, las funciones que tienen y los beneficios
que traen a los miembros de alguno de ellos. Además se analizó brevemente el caso de MERCOSUR, uno de los regionalismos más
importantes de América Latina. De él se mencionó la historia, en qué consiste, sus beneficios, fracasos y retos. Después de
conocer lo anterior, se pasa a concluir este ensayo.
En un
mundo globalizado -debido a sus características, ya antes especificadas- seguramente la constante de regionalismos seguirá
apareciendo y tomando fuerza en el futuro, como hemos visto evolucionar esta tendencia. Así, respondemos a la pregunta de
¿porqué surgen los regionalismos?
1. Brindan
la posibilidad a los Estados de enfrentarse con mayor fuerza a la globalización.
2. Proveen
una buena fórmula entre división del trabajo y un cierto grado de “proteccionismo”.
3. Logran
la ampliación de acuerdos y cooperación en común.
4. Brindan
la posibilidad de abordar asuntos que el Estado solo no hubiera podido.
5. Proporciona
un aumento de poder y peso político en una negociación.
6. Da
la posibilidad de introducción de reformas estructurales.
7. Facilita
ampliamente las relaciones comerciales.
Y, ¿por
qué hablamos de proliferación de regionalismos y no de multilateralismos? Como ya mencionamos anteriormente, los regionalismos
llenan la cuestión tan criticada por la teoría realista de no tener que subordinarse a un poder supra-nacional, siendo su
acuerdo entre iguales. Además, los regionalismos facilitan la comunicación y negociación entre los Estados miembros, y por
último, se puede enfocar en los temas de mayor necesidad de la región. Aunque cabe mencionar que los regionalismos también
podrían presentar el conflicto de “guerras comerciales”, y que no se supone que por medio de los regionalismos
se erradicarán los conflictos –pero sí se atenuarán.
Adicionalmente
a las cuestiones analizadas, el hecho de que los países se integren con el fin de defenderse y de buscar un desarrollo conjunto
puede parecer una opción que limita las posibilidades de consolidar el proceso de integración, pues los miembros de un regionalismo,
al integrarse, se hacen dependientes de los demás y probablemente exista una diferencia en la que los Estados más poderosos
trabajan más que otros y obtienen más beneficios que el resto. Lo más conveniente en un regionalismo es que los estados que
se integren sean similares en su economía y política, pues así habrá menos controversia a la hora de establecer una “política
regional” (aunque cabe mencionar que este no es siempre el caso).
Con esto
surge la pregunta de si existen posibilidades más grandes y prometedoras para el MERCOSUR. Las posibilidades para el MERCOSUR
pueden ser exitosas si logran superar los obstáculos que representan los discursos de “integraciones nacionalistas”
que terminan protegiendo intereses de monopolios locales que se benefician con la no-integración. Para ello hace falta un
Estado con real capacidad y poder de arbitrar entre esos intereses contradictorios que han sido quienes han perjudicado los
intentos realizados hasta hoy. En Argentina, por ejemplo, superar este obstáculo implicaría repensar y recrear el Estado y
la política que rige en la actualidad.
Para lograr
el éxito que el MERCOSUR puede representar, será necesaria una visión más realista y homogénea de todos los Estados miembros
sobre las ventajas de la integración, pero también se requerirá mayor conciencia de los intereses que deben defenderse, por
los cuales será necesario establecer las prioridades entre Estados, las herramientas con las que se cuente y medir qué tan
probable es alcanzar las metas a las que pretenden llegar. Sólo así el MERCOSUR puede pasar a ser de un sueño necesario a
uno posible.